Este es el relato de una relación de amistad y mutuo respeto que el autor mantuvo con un hombre que fue capaz de sobrevivir a su propia historia.
Una amistad con alguien al que consideraba en sus antípodas políticas y que concluyó de manera abrupta.
“Debo confesar que no recuerdo haberle dicho con anterioridad al PSOE de mi convite a cenar en el Vilas. ¿Para qué y por qué si yo no tenía militancia en el partido? Lo hice después, finalizada la cena, una vez conocidos los propósitos de Fraga y dado que, sin duda alguna, estos le iban a afectar”.
- Alfredo Conde