A historia --exemplar, por suposto-- dunhas botas que destinadas a un rei acabaron nos pés dun vagabundo. Unha narración que, amais de ser unha lección de humildade moral, achega a nosa literatura infantil ás súas orixes e a antecedentes tan inesquecibles coma Pinocchio.
Aproveita a estructura e o estilo da literatura infantil de sempre para narrar unha fábula sobre a vida, sobre os defectos e calidades dos homes, na que tamén se recollen os malfadados destinos dun país esquecido polo seu rei.
El zapatero Zapeto recibió un día el encargo de unas botas para el rey, que iba a visitar las zonas más pobres y peor comunicadas del reino. Fue a la feria a buscar la mejor piel, que consiguió comprándoles a unos titiriteros la de la vaca Marela, todavía llorado por su amo por haber tenido que venderla. Hizo luego las botas, se las llevó a una meiga para que las hiciese relucir y se las vendió al rey.
Cuentan luego las propias botas cómo en el palacio real los zapatos de calidad las despreciaban. Pero el rey las calzó y, llevado por ellas, visitó los lugares más pobres del reino. Hasta que un perro, que había sido amigo de la vaca, las robó. Murió apretándolas contra sí. Fueron a parar después a un quincallero, a quien se las compró un lavacoches. Aunque evitaron el robo de un coche asustando al ladrón con ayuda de un ratoncillo, acabaron tiradas en el contenedor de la basura, de donde las recogió un vagabundo. Con él vivieron felices en su miseria, que incluso compartieron un niño huído de casa por la incomprensión familiar y el valioso perro de una marquesa, que se quiso unir al vagabundo. Cuando murió, tenía las botas apretadas en sus manos. Las quemaron con todas sus pertenencias. "Quen menos tiña foi quen máis nos deu".