El popular Jero García se estrena como narrador con un relato duro, seco y directo como los buenos golpes sobre la tarima brava. La historia de cómo el deporte puede cambiar tu suerte cuando el destino solo te ha dado malas cartas.
«Cola de lagartija. Nadie recordaba quién le había puesto ese mote, pero le iba como anillo al dedo. Porque era puro nervio. Él no entendía cómo lo hacían los demás en el colegio para estar sentados y calladitos. Cuando él lo intentaba, se le disparaba la cabeza. Y la sensación de tener el cerebro a mil por hora era peor que los golpes. Por eso, Cola había aprendido que la única forma de conseguir algo de paz era haciendo la guerra. Y eso, en un barrio como el suyo, donde imperaba la ley del más fuerte, no estaba mal del todo.»
Carabanchel Bajo. Finales de los setenta y principios de los ochenta. Un paisaje en construcción. Un entorno hostil. Niños que juegan en la calle entre escombros y jeringuillas. Adolescentes canallas. Picardía y delincuencia. Malas decisiones. Y un chaval llamado Cola, que encuentra en el boxeo la forma de saciar su sed de peligro.