Cuando su matrimonio se viene abajo, Bell se obsesiona con la historia de su edificio y de Berlín, su ciudad adoptiva y ciudad natal de sus hijos. Con el panorama desde su ventana como punto de partida, recurre, como si de una tabla de salvación se tratara, a la vida de los diversos habitantes del inmueble, a los textos de Walter Benjamin, Franz Hessel, Rosa Luxemburgo o Gabriele Tergit, y a las protagonistas de las obras de Theodor Fontane, Maxie Wander y R. W. Fassbinder. De esta indagación surge una deslumbrante obra memorialística que aprovecha las corrientes subterráneas, literarias y literales, para recuperar historias no contadas sobre todo las de las mujeres bajo las capas narrativas habituales de la metrópolis y reconstruir, junto con el pasado ajeno, también su propia vida. «Kirsty Bell hace por Berlín lo que Lucy Sante ha hecho por Nueva York y Rebecca Solnit por San Francisco: cuenta las historias grabadas en la piedra y el agua de la ciudad, y en el corazón de sus habitantes. Su crónica profunda e idiosincrásica de Berlín es un acto de hidromancia, adivinando una historia de amor y perdida del agua que fluye debajo y entre los adoquines». Dan Fox, autor de Limbo «Leí́ este libro acuoso y fascinante en la bañera, siguiendo la curiosidad reflexiva de Kirsty Bell, que la lleva a lo largo del canal Landwehr, dentro y fuera de los archivos, novelas, memorias e historias de su edificio y su vecindario. Evocador y fascinante, me hizo reflexionar sobre la carga psíquica del lugar no sólo donde vive Bell, sino también donde vivo yo». Lauren Elkin, autora de Flâneuse