La obra dramática de Ignacio Amestoy ha merecido numerosos premios, entre ellos el Lope de Vega en 1982 por «Ederra» y el Premio Nacional de Literatura Dramática en 2002, por «Cierra bien la puerta». La contundencia de su lenguaje, la adopción de criterios de modernidad teatral, la cr eación de personajes poderosos que llegan a adquirir una dimensión mítica están en consonancia con la elección de la tragedia como género y con la búsqueda de formas de ritualidad. Las dos obras que aquí se editan son dos textos muy diferentes, pero no exentos de coincidencias. «Ederra» es una tragedia poderosamente ritualizada y hermética. «Cierra bien la puerta» es una comedia dramática, cuyo lenguaje y personajes se acercan más a las formas del teatro realista. En ambas domina una similar percepción metafísica de la realidad, vigorosa y sugestiva, que tiene que ver con el pensamiento existencialista y con la irrenunciable noción de compromiso con la realidad. Ambas se suceden en un ámbito familiar donde las relaciones son extrañas, intensas e incluso agresivas. Las dos tienen a la mujer como principal protagonista.