Mortimer tiene doce años. Trabaja para el profesor
Haggath, que es brujo, aunque pocos conocen su
verdadera profesión, pues si no, probablemente,
acabará en la hoguera. Haggath está preparando
una poción muy difícil. Una vez terminada encarga
a Mortimer que la lleve al cementerio. Le advierte
de que la botella debe llegar intacta, y que no se
puede derramar ni una gota. Si una sola gota cae
en otro lugar, podría desencadenar un hecho
preocupante