Entre abril y octubre de 2016 me embarqué en la más apasionante y revolucionaria aventura de mi existencia. Con mucho miedo, dos piernas temblorosas y una mochila con exceso de carga, salí de una caliente casa en Múnich y partí hacia Buenos Aires. No tenía ni idea de lo que me esperaba. No quería tenerla. El único plan era no tener ninguno. Ignoraba que lo que estaba al otro lado del océano sería el más cálido hogar que nunca antes había habitado.
Argentina fue el inicio. Tras una incursión en Uruguay regresé a Buenos Aires para iniciar el descenso hasta Ushuaia. Desde Tierra del Fuego crucé a Chile. Siempre mirando el Pacífico de reojo, crucé el país de sur a norte, llegando a Bolivia a través del desierto de Uyuni. El lago Titicaca fue puerta de ingreso en Perú, y Guayaquil en Ecuador. Un día crucé la línea que divide el hemisferio meridional del septentrional, poco después de lo cual aparecí en Colombia. Bogotá concluía este sueño, surrealista pero real.
No queda nada de aquel chico que salió de Alemania en una oscura mañana de otoño. Se quedó entre las aguas turbias del Río de la Plata. Perdió su inocencia luchando contra el frío invernal de la Carretera Austral. Aprendió a enamorarse un día tras otro en lengua quechua. A querer cuidar más al mundo que a sí mismo en una tienda de campaña bajo Machu Picchu. En medio de la Amazonia ecuatoriana entendió que la felicidad tiene distintas caras, y no son reflejo exactamente de lo que la sociedad le había contado. Se despidió un día de una inmensa América desde la capital colombiana, sabiendo que América nunca se separaría de él.
En el libro «El Plan es no tener plan», he querido plasmar todo este proceso, esta revolución vital. Una obra dedicada a un continente: a sus gentes, sus paisajes, su historia mal contada, sus lenguas maltratadas y sus rincones nunca pisados. Pero también al ser humano en general, en un intento por ayudar a salir de la rutina, de las zonas de pánicos que algunos llaman de confort. Este libro es un producto onírico. Puesto que este sueño no es solo mío, lo comparto con todos vosotros.