Además de los campos de concentración -con lo que implican de hambre, frío, enfermedad, violencia y muerte-, interesa aquí uno de esos mundos personales y familiares que el nazismo destruyó, y que es de lo poco que tiene color frente al gris hiriente y el silencio.
Separación, soledad y nostalgia están omnipresentes; el recuerdo ayuda a huir del aislamiento y el desarraigo, y da paso -en lo inhóspito del campo (lager)- al amor, la amistad y la solidaridad: a la humanidad, a n de cuentas.
Si toda violencia está injusti cada, la que acaba con la inocencia aún más; contra ella, en el proceso de maduración del protagonista, asistimos a un compromiso hasta la fusión con Vadío (único personaje con nombre y etnia), que representa el reconocimiento en el otro en la catarsis nal.
El protagonista anónimo de Humo descubre la realidad, pero la ltra con la memoria de un pasado mejor. El despertar lo lastima y conduce a un aprendizaje rápido: la dureza y di cultad de la situación, y el instinto de supervivencia lo obligan a ser un niño responsable.