Un relato muy emotivo en el que se narran las aventuras cotidianas de un perro vagabundo.
Carlos Perro es un pequeño cachorro abandonado. Tiene manchas blancas y pardas sobre el lomo. Vive en un basurero que está cerca de un camino vecinal. Duerme en una caja de cartón y pasa mucho miedo por las noches, por culpa de las ratas y los gritos lejanos que escucha en la oscuridad.
Una mañana decide cambiar de vida y explorar más allá de su caja de cartón. Entonces, camina durante horas y llega hasta una parcela. Al fondo, en el horizonte, se ven los Andes. Allí permanece observando varios días hasta que se decide a entrar. En esa casa vive un hombre viejo. También está Feliciano, un perro viejo y casi ciego que se pasa el día gruñendo. Y la señora Rivas, encargada de limpiar y de dar la comida a los animales.
A Carlos Perro poco a poco le van admitiendo en la casa, incluso le ponen un cajón en el rincón más cálido de la cocina. Pero un día todo cambia, cuando el hombre viejo enferma y se lo llevan en una camilla.
Carlos Perro es un pequeño cachorro abandonado. Tiene manchas blancas y pardas sobre el lomo. Vive en un basurero que está cerca de un camino vecinal. Duerme en una caja de cartón y pasa mucho miedo por las noches, por culpa de las ratas y los gritos lejanos que escucha en la oscuridad.
Una mañana decide cambiar de vida y explorar más allá de su caja de cartón. Entonces, camina durante horas y llega hasta una parcela. Al fondo, en el horizonte, se ven los Andes. Allí permanece observando varios días hasta que se decide a entrar. En esa casa vive un hombre viejo. También está Feliciano, un perro viejo y casi ciego que se pasa el día gruñendo. Y la señora Rivas, encargada de limpiar y de dar la comida a los animales.
A Carlos Perro poco a poco le van admitiendo en la casa, incluso le ponen un cajón en el rincón más cálido de la cocina. Pero un día todo cambia, cuando el hombre viejo enferma y se lo llevan en una camilla.