El cuerpo sin vida de Daniel Everest descansa al pie del árbol, enmarcado por unas raíces nudosas que horadan los mantos de tierra. Lo que comenzó por una afición por lo desconocido, por el más allá, se ha convertido en la lucha entre el bien y el mal. Una guerra en la que Daniel es clave fundamental para derrotar al Acometedor de almas, un malvado ser dispuesto a destruir todo lo bueno que hay en el mundo.