Los padres de Pablo le proponen acoger, durante el verano, a un niño saharaui de los campamentos de refugiados. Pero llega una niña, Naísma, y a Pablo se le rompen los esquemas. Naísma le habla de la vida en su país y de un secreto: los gigantes de la luna. Este secreto no consistirá, como él creía, en un barco repleto de plata, sino en otra cosa.