María y Benito vivían tranquilos. María cosía, barría y labraba. Benito cantaba, dormía y soñaba. Pero una mañana… … María decide dar una lección a su marido. Astuta, y con una gran habilidad en el manejo de la retranca, logrará que Benito tome consciencia de que el trabajo de casa está mal repartido y consigue que cambie de actitud.