Donde puede verse la diferencia de moral y de procedimientos entre los adictos al caciquismo y los elementos que se apartaron de la tutela de éste es en ese pequeño ayuntamiento de Cerdedo cuya emancipación, pacificación y progreso ha sido objeto especial de nuestros desvelos. Cerdedo, lo repetimos con el legítimo orgullo de quien consigna una verdad incuestionable a la que ha dado vida y aliento, es un modelo de justicia en cuanto depende de la corporación municipal nacida de la entraña del pueblo que se ha dejado guiar por nuestros consejos. En el Gobierno Civil y en la Delegación de Hacienda han dejado de oír el nombre de Cerdedo desde que se constituyó allí la mayoría agraria. La ley ampara allí a todos por igual, sin distinción de amigos y adversarios. Se quiebran las influencias ante la noción de lo justo. A nadie, por enemigo, se le ha impuesto indebidamente un solo céntimo. No ha puesto el alcalde un solo reparo al ejercicio de los derechos ciudadanos sin mirar el color de quienes deseaban practicarlo.