Pacto de cabaleiro' es una comedia que no busca el gag “burro” (en el mejor sentido de la palabra), sino la sonrisa y, sobre todo, la identificación del espectador con el grupo de hombres y mujeres, jubilados o al borde de la jubilación, que son sus heroes. Todos acuerdan un trato: podrán estar cansados, pero no vencidos. El argumento pone de manifesto que nada en la vida es fácil y mucho menos la propuesta que un jubilado de La Coruña hace a sus amigos: reeditar la ya remota iniciación al sexo de su juventud con la visita en grupo a un local de señoritas. Un elemental realismo los lleva a buscar apoyo en las medicinas contra la disfunción eréctil y conseguirlas ya les supone complicaciones, pero en sus vidas hay muchos más problemas, ansias y alegrías. Así, Mario tiene que enfrentarse a los hijos, que quieren jubilarlo y asumir la dirección del negocio familiar; Rodolfo, empedernido don Juan, está fascinado por una jugadora que va al mismo garito que él, Emilia, es en quien acaba descubriendo una vida oculta; Nisio sufre la desaparición de todas las píldoras de Viagra en las manos de su nuera y su hijo y no sabe como hacer para recuperarlas; Terio se reencuentra con Amanda, con quien había estado casado vente años atrás, y quiere buscar en ella la vuelta de una pasión que, anteriormente no había sabido vivirr. Al final, a pesar de todos los pesares, la propuesta inicial supone un enérgico revulsivo para todos y los caminos de tantos amores y desamores desembocan en un final sorprendente. Como pide esta materia narrativa, Pacto de cabaleiros es una historia coral de personajes amables, pero en ningún momento descuida la trama para así atraer y mantener el interés de una audiencia muy amplia. Si cada personaje tiene su propia peripecia, la progresión narrativa global se basa en dos pilares: por una parte, la trama de carácter cómico y, por otra, la trama de carácter romántico. La convergencia y resolución final de las dos garantiza la satisfacción del lector. La trama cómica funciona también como gancho inicial para interesar al lector, mientras que la trama romántica permite concluír el relato en clímax. Con las 2 se integran, de diferentes formas, las subtramas que ayudan a dibujar el mundo de la historia —una Coruña deliciosamente provinciana—, mientras todas las complicaciones de las tramas principales sostienen el interés básico del relato en su curso. La clave es que el lector goza al encontrarse con unos personajes que salen de las páginas de puro vivos, y que la comicidad no nace de la impostación que procura forzar la carcajada, sino de la gracia genuina y desarmante que tiene la vida misma.
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