Una madre enseñándote a ser emocional, un padre haciéndote dura de roer; esas dos partes librando batallas en tu cabeza desde que tienes uso de razón. Amores que duran un rato, desamores que duran lo que duran los domingos. Excusas que no entiendes, contradicciones que tampoco. Atrocidades humanas y el placer de relativizarlas. Finales que no son ?nales, noches que empiezan despidiéndose y días reveladores en su insigni?cancia. Este libro es fruto de las seis emociones universales, una por cada domingo: miedo, asco, tristeza, ira, sorpresa y alegría.