Para aniquilar a una mujer
Es preciso escribir sobre su espalda
el nombre de un caballo,
concentrarse en el poder del dedo índice,
ir por tijeras y dejarla sin cabello.
Será sencillo si raspas la mentira,
si tu corazón no tiene aorta,
si un remolino de hielo es la mejor excusa.
Las mujeres se cabalgan,
hay que susurrarles,
pero no te fíes de las que juegan ajedrez
porque quieren matar primero
como una mantis religiosa
disfrazada de luciérnaga.