Tía Patente lleva una vida apacible en una tranquila ciudad, hasta que un día, plantando un peral en su jardín, encuentra un antiguo jarrón, que regala a su médico. Acto seguido, aparece Sof, un vikingo que quiere rescatar el jarrón, ya que es una urna de sacrificios sagrada en el cielo de los vikingos. Sin ella no puede re gresar allí. Pero el jarrón ha ido pasando de mano en mano. A partir de ese momento, comienzan las dificultades para la tía Patente. Primero, para que nadie descubra a Sof, y cuando lo descubren, para intentar explicar su presencia. Se le ocurre decir, intentando excusar sus modales toscos, que es un líder del Movimiento Impulsivo, en el que cada uno actúa como quiere. El caos se apodera de la ciudad, ya que todo el mundo se afilia a este movimiento, repartiendo golpes a diestro y siniestro. Después de muchas aventuras, la tía Patente recupera el jarrón. Sof puede regresar a su cielo y la ciudad vuelve a la normalidad.