Apenas un año después de publicar La historia de mi gente —ganador del prestigioso Premio Strega y uno de los libros más leídos en Italia en 2011—, Edoardo Nesi recurre una vez más a su particular estilo, mezcla de testimonio, análisis y elaboración narrativa, para dirigir hacia el futuro una mirada convincente, cargada de entusiasmo e ilusión, sin la rémora de la nostalgia por un pasado esplendoroso que sabemos irrepetible. El relato comienza con un repaso a los días de gloria de una industria próspera, del prestigio del «Made in Italy», hasta la irrupción de una crisis que parece haber agotado la riqueza y el bienestar de un país. En este punto, se presentan dos posibilidades: abandonarse a la contemplación del ocaso o buscar en el presente los elementos para empezar a construir un futuro mejor. Nesi elige esta segunda vía y se dirige a los hijos, a los jóvenes en quienes recaerá la responsabilidad de levantar el país. Una generación que heredará un mundo más pobre que el que recibieron sus padres, además de una realidad profundamente diversa, arbitraria y cambiante. Ellos deberán olvidar el ayer para atacar el mañana; necesitarán armarse de ideas renovadas —que sus padres ni siquiera deberían intentar comprender— para convertirlas en realidades, y el pasado sólo les servirá para descifrar el presente y proyectar un nuevo porvenir. Imaginar una sociedad que no se base en la avaricia y el individualismo sino en las ideas, en la capacidad emprendedora y en la generosidad es el alegato de Edoardo Nesi, un mensaje que no puede dejar indiferente a ningún lector comprometido y preocupado por la situación actual.