Lo que se recuerda es la leyenda de lo que se vive, dice Luis Mateo Díez en uno de los relatos de este volumen, y es lo que le incita a reconocer cómo los recuerdos se transforman al contarlos y, fruto de esa metamorfosis, "la memoria, con la imaginación y la palabra" conforman la sustancia de lo imaginario. Este podría ser el lema presente en todas sus ficciones. A él se yuxtaponen la herencia de la oralidad, que marcó su infancia como alimento narrativo mítico del arte de contar, el expresionismo como estética reveladora, y un peculiar humor que bebe de las fuentes surrealistas y de la literatura del absurdo.