Colombia ha cargado con el estigma de ser uno de los principales productores de drogas del mundo. La guerra contra estas en la que terminó enfrascada ha sido costosa en términos de vidas perdidas y de recursos invertidos para acabarla. Lo peor es que es una guerra sin sentido en la que quieren que nos mantengamos firmes, aunque buena parte del mundo está contemplando opciones más sensatas como la regulación de los mercados ilegales de drogas. En este libro su autor, un experto con reconocimiento internacional en la materia, da cuenta de cómo nos convertimos en un país consumidor, explica la complejidad del fenómeno del consumo de sustancias local y brinda toda la información necesaria para que cualquier persona entienda por qué es necesario dar un viraje importante en las políticas públicas sobre drogas. Porque como bien dice Julián: "Un mundo libre de drogas no es posible, necesitamos un mundo que conviva en paz con las drogas".