Dos voces, dos identidades disociadas por el tiempo, aspiran a encontrarse en un juego de espejos. La niña Lili y su versión adulta, que habla desde la asepsia y desconexión con ese pasado cargado de emociones y experiencias extremas, demuestran la fuerza con que se impone el olvido.
La ruptura con su pareja, un paseo por la ciudad y las imágenes presentes desencadenan un contrapunto de recuerdos involuntarios que entrecruzan la memoria de su infancia y juventud con las experiencias cosificadas de la adultez. Las historias no se repiten, sino que riman, planteó Mark Twain y en Afuera, su última novela, Sara Bertrand explora esos vasos comunicantes que vinculan nuestro pasado con el aparente sinsentido del presente.