En Belfondo hay una fábrica y su amo gobierna las vidas de todos los habitantes del pueblo. Cada uno de ellos se sabe una pieza del engranaje y conoce su papel en esa hermética realidad social.
A través de la pluma de Jenn Diaz el lector conoce Belfondo, no por sus calles, sino por sus personas: sus anhelos, inquietudes, ilusiones y rutinas se despliegan en las historias entrecruzadas y uno lee como si se asomara a espiar a través de las ventanas.