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De verdadero regalo para los lectores puede considerarse este libro de Luis García Montero, en el que sus poemas abordan valientemente —como cabría esperar de uno de nuestros mejores poetas contemporáneos— el sentimiento amoroso, un tema al que la poesía última parecía haber renunciado pero que en Completamente viernes inspira, como podrá comprobar el lector, poemas memorables.
Si la veta amorosa ya estaba en algunos libros anteriores del propio García Montero, en éste se manifiesta con un protagonismo radical y vertebrador. No hay momento, actividad, día que no esté entreverado de la presencia del otro. Hasta los malos pensamientos, las rutinas, el trabajo, el caos urbano, dibujan los peculiares trabajos y días del enamorado. Por encima de las sombras que se cruzan, los tropiezos, las torpezas, el poeta deja clara su voluntad de afirmar la plenitud de su amor, la totalidad de su experiencia: a ese sentimiento pertenece no sólo «la realidad con su mirada inhóspita, / el deseo que nace de los sueños», sino el pasado y el futuro. Si el amor es el sentimiento que rescata de la literatura, aquí comprobamos admirados que también es el que todavía la hace posible