Decía Unamuno que con las cosas de la censura cabría escribir un libro que sería de gran regocijo si no fuera de congojoso bochorno. Unamuno no se equivocó en la segunda parte de la afirmación, pero sí en la primera, porque la censura es tan poliédrica que sobre ella no cabe escribir un libro, sino muchos. Este de Joan Mari Torrealdai es uno de ellos y está centrado en el período franquista y en los libros escritos en lengua vasca o que abordan temas vascos. Decimos que es uno de los libros posibles, pero, eso sí, está documentado como pocos, pues se basa en los informes de los propios lectores, que es como eufemísticamente se denominaba a los censores. Torrealdai nos conduce a la cocina de la Censura franquista, pone al descubierto cómo funcionó, incluso los nombres y apellidos de muchos de quienes la ejercieron, a pesar del secretismo que rodeó siempre a esta institución; y, sí, la obra también contiene pasajes ante los que la lectora o el lector difícilmente va a poder evitar una sonrisa, aunque sea una sonrisa triste. Este libro ofrece una mirada rigurosa, con afán claramente divulgativo, a un pasado para nada remoto, muy oportuna para aportar perspectiva en unos tiempos en los que la censura, aunque ejercida por otros medios, está lejos de desaparecer.