Elemental, querido Conan
El caso del crucero resultó mucho más complicado de lo que Conan esperaba, sobre todo después de que Heiji cayera al mar y desapareciera bajo las aguas. Todos los miembros de la banda de Endo Chieda se encontraban a bordo del barco, pues aquel mismo día expiraba la condena del caso y pensaban repartirse el botín. El cadáver calcinado pertenecía a uno de los cómplices y otro de ellos resultó herido de un disparo.
¿Estaría Chieda realmente vivo y querría vengarse de los que le traicionaron? ¿O alguien trataba de fingirlo? Después de semejante aventura, el pequeño detective decidió relajarse con sus compañeros de clase, y todos se reunirán en un viejo museo para ensayar la otra de fin de curso. Pero, en pleno ensayo, los detectives Sato y Takagi aparecieron persiguiendo a un sospechoso. Sato consiguió atraparlo, pero acabó esposada con él en el lavabo. . . ¡Y sin llaves para abrir las esposas!
Contenido: Meitantei conan #33-34