Cada uno de los relatos de Doña Herlinda nos trae a la memoria algo que, puede afirmarse, todo el mundo ha experimentado. ¿Quién no recuerda con cierta nostalgia sus primeras andanzas amorosas? Sea para reír, sea para añorar tiempos idos, no hay ser humano que no se haya visto en alguna de estas circunstancias, donde lo chusco se amalgama con lo solemne.