Primera reedición de una verdadera novela de culto con enorme potencia narrativa y sorprendente poder profético.
«Lloré cuando sonaron las campanas del Año Nuevo. Lloraba con los radioteatros, sin parar. Y la perspectiva de la adultez no me gustaba nada: sería como regentear un bazar de vajilla fina y tener las uñas larguísimas, kilométricas, curvas de un mandarín.»
Es el primer día de 1938. Con sólo trece años de edad, Roberto Hilaire Calabert se escapa de su casa en un tren carguero: ahí conoce a Tardewski quien, además de acumular un prontuario como tratante de mujeres, primero lo golpea sin piedad y luego lo apadrina en el mundo del hampa.
Hay algo cíclico, acaso tanto como en la historia argentina, en esta novela anclada en la década infame y con gusto a los años noventa. En una semana tan intensa como inolvidable, el joven Calabert se cruzará con Noé Trauman, fundador de la red Zwi Migdal, perderá su virginidad en un prostíbulo de Junín y, en un acto cargado de despecho, impedirá para siempre la llegada del peronismo.
El muchacho peronista es una novela de iniciación que indaga cómo hubiera sido la historia argentina sin Perón, y cuando se la publicó por primera vez, en los años noventa, profetizó la llegada del primer Papa argentino.