Todos necesitan del acicate de una busca para vivir; para el viajero ese acicate reside en cualquier sueño», decía Bruce Chatwin. Aquí la excusa para el sueño y para el viaje es un trozo de piel de diez centímetros cuadrados entregado a su abuela como regalo de bodas por un primo marino, exiliado en los confi nes del Imperio Británico. La historia familiar tenía la piel por la de un brontosaurio, aunque era de color rojo y estaba cubierta de pelo. Bruce Chatwin parte tras la
pista de una piel similar y encuentra los vestigios de siglos de historia y las insólitas huellas de personajes improbables.
Exiliados y excéntricos de toda especie, vagabundos y descendientes de vagabundos, hombres y mujeres encallados en el tiempo dan una extraordinaria vivacidad a este libro espléndido, a este clásico de hoy.