Los confines del norte de Gran Bretaña parecen más escandinavos que escoceses, y no es de extrañar. Para los vikingos, cruzar el mar del Norte desde Noruega era tan sencillo como ir a la plaza, y enseguida controlaron estos archipiélagos desnudos y ventosos, donde construyeron casas comunales junto a los restos de poblados prehistóricos. Una magia antigua flota en el aire de las Orcadas y las Shetland, dotándolas de un atractivo que cala en el alma de quienes las visitan. Se ve en sus mares brumosos, donde focas, ballenas y marsopas patrullan costas solitarias; en el aire, surcado por escuadrones de aves que planean sobre grandes colonias de anidamiento; y en la tierra, llena de menhires que atrapan los últimos rayos de sol y de los acordes de la música popular, que se escapan por las calles hasta que el viento cierra de golpe la puerta del pub. Estas islas recompensan un largo viaje.
• Maravillarse con la perfección prehistórica de Skara Brae, unas construcciones, anteriores a las pirámides.
• Viajar en el tiempo por Maeshowe, una tumba decorada con grafitis vikingos.
• Empaparse de unos paisajes espléndidos en Hoy y caminar hasta el espectacular Old Man of Hoy.
Incluye: Islas Orcadas, Kirkwall, Stromness, Hoy, Islas Shetland,Lerwick y Shetland del norte.