Una valiente reivindicación del periodismo comprometido y de la escritura como estrategia para detener el paso del tiempo.
Juan Cruz evoca, en primer lugar, en estas páginas, su etapa como editor, pues dirigió durante varios años la editorial Alfaguara y rememora un modo de entender la relación con los autores, pero también en su amor incondicional por la palabra escrita. Más tarde, el regreso al periodismo en 2005 le permite indagar en lo que grandes editores y grandes periodistas tienen que decir acerca de su oficio, de cómo lo han practicado ellos y qué futuro le auguran, ahora que tantos agoreros predicen la pronta desaparición de libros y periódicos, al menos tal y como ahora los conocemos.