Hay dos versos al fin de uno de los poemas de este libro que vienen a significar el eje sustantivo que sostiene todo el pensamiento del autor: "Hemos ganado el norte. Hemos perdido el sur". Porque, en efecto, estamos ante un poemario en el que el extrañamiento (el desarraigo) recorre verso a verso cada poema: las pérdidas son más elocuentes que los logros. La contraposición de los dos mundos (físico y anímico), con sus realidades bien diferenciadas, forma un núcleo de reflexión a dos niveles: la evidente realidad externa y la influencia de esta realidad en el ánimo del poeta. Así, la soledad, la incomunicación, la creación literaria, la muerte, el viaje en sí, e incluso el amor tienen una significación de exclusión en una sociedad a la que, a pesar de los intentos de adaptación, el poeta siente no pertenecer. No faltan en este libro poemas con ácida ironía, siempre, eso sí, con un cuidadoso lenguaje sorpresivo y estructuras bien diferenciadas con arreglo al tema central de cada una de las tres secciones que lo conforman.