El verano de 1816, cinco personas, entre ellas los famosos poetas Lord Byron y Percy B. Shelley, se confinaron en una villa próxima al lago Lemán y se entregaron a un juego literario consistente en idear el cuento más espantoso que se pudiera imaginar. Aquella noche Mary Shelley, con solo diecinueve años, concibió una historia aterradora y maravillosa, cuyo objetivo radicaba en «que el lector tuviera pavor a mirar a su alrededor, que le helara la sangre y que acelerara los latidos de su corazón»: Frankenstein