Una historia de seductora oscuridad en la que el bien y el mal se han relativizado, y la tentación es una fuerza poderosa que opera con hilos invisibles, imposibles de desatar. Personajes que se reparten entre las tinieblas y la luz a través de rituales, magia negra y el deseo más profundo y desestabilizante.
En la monotonía de una mañana cualquiera, algo irrumpe y lo oscurece todo. Antes de que Catalina pueda tomar conciencia de lo que está pasando, un hombre aparece y la hace tambalear. En los ojos de él hay un llamado, y los latidos acelerados de su corazón le advierten, sin necesidad de razonamientos, que en esa mirada hay un camino de ida, una caída. Ella está dispuesta a seguirlo sin vacilar... Catalina vive en Buenos Aires. En su interior se siente ajena, desencajada. No espera grandes cosas del futuro. Pasa los días tratando de disfrutar de los pocos aspectos que le generan algo de felicidad: su perro, su trabajo en el hotel, su única amiga. Pero una mañana, la oscuridad le presenta el anzuelo más tentador: Miguel Masaveu. Desde ese instante, todo cambia. La magia, el deseo, el sentido de pertenencia se apoderan de ella, la guían, la envuelven, la atraen... De repente, estar del lado de las sombras parece la decisión correcta, su destino. Formar parte del aquelarre en torno a Masaveu se vuelve el objetivo. Para eso deberá hacerse poderosa, superior, y eso es algo bueno... ¿o no? Lucía San Martín despliega en esta novela una seductora oscuridad en la que el bien y el mal se han relativizado, y la tentación es una fuerza que opera con hilos invisibles, imposibles de desatar. Una historia que se reparte entre las tinieblas y la luz a través de rituales, magia negra y la pasión más profunda y desestabilizante.