«Hace un año, estaba en Málaga grabando un reportaje cuando recibí la peor llamada de mi vida. Mi hijo Damià acababa de entrar en quirófano. Tardé doce horas en poder llegar a Barcelona y tenerlo entre mis brazos. Cuando llegué, ya había tomado la decisión: no quería estar nunca más separada de mis hijos siendo tan pequeños. ¿Un padre hubiera tomado la misma decisión que yo?»
La declaración de Hacienda, la reunión de padres, la lista de la compra, llamar al seguro, la colada… La carga mental es el síndrome de las mujeres que viven abrumadas por el cúmulo de responsabilidades de su vida cotidiana. Porque, mal que nos pese, la lucha por la igualdad en el ámbito profesional no ha ido pareja a un reparto equilibrado de las tareas del hogar. El resultado: mujeres que viven con el doble peso de su vida laboral y familiar.
El libro aborda este problema dándole visibilidad y asumiendo un hecho inequívoco: que la conciliación no existe. Son historias cotidianas las que conforman el libro, protagonizadas por madres desbordadas cuya vida se ha convertido en un juego de equilibrismos imposibles. Porque, como dice Samanta, «hemos asumido como naturales comportamientos y tareas que no lo son, y darles el apellido de carga mental es una manera de reconocer que algo tenemos que cambiar nosotras si queremos sentirnos liberadas».