"Manuelita no se apartó del lado de su padre. Una angustia constante torcía su rostro, pero eso no impedía su sentido del deber hacia ese hombre que, hasta hacía unas horas, había manejado los destinos de aquel país que abandonarían de un momento a otro."
La derrota en la batalla de Caseros obligó a los Rosas a escapar. El Restaurador de las Leyes se convertía así en el Tirano y el poder cambiaba dramáticamente de manos.
Juan Manuel, su hija Manuelita y unos pocos más zarparon rumbo al destierro con promesas de una existencia a salvo. Sin embargo, las secuelas de su partida hacían estragos en Buenos Aires. Mientras ellos rehacían su vida en Southampton, el séquito de mujeres abandonadas en la ciudad sitiada inventaba estrategias para sobrevivir: Eugenia Castro y su prole, en la indigencia más absoluta; Juanita Sosa, sumida en la demencia, y Marcelina Alén, marcada por un embarazo de dudoso origen. El farmer y su hija, casada con Máximo Terrero a pesar de la oposición furiosa de su padre, pasaban sus días en tierra inglesa entre visitas prestigiosas y una nueva rutina familiar. Alejado del poder y envejecido, Rosas ya no libraba otra batalla que la recuperación de sus bienes materiales, confiscados por los unitarios...
Luego de Sangre y deseo y Lujuria y poder, llega el final de la apasionante trilogía rosista de Florencia Canale, que retrata en clave novelística las grandezas y las miserias de una estirpe política que dejó una huella imborrable en la historia argentina.