Sus playas de ensueño, sus arrecifes de coral en tecnicolor y sus volcanes, toda una tentación para las almas aventureras, explican que Hawái sea sinónimo de paraíso. Y es que las fotos de estas islas, entre el azul cobalto del Pacífico, no necesitan los típicos retoques de los folletos turísticos. Sus espectaculares amaneceres y atardeceres son un motivo de celebración por sí solos. Los aventureros podrán hacer surf, bañarse, pescar y experimentar como el contacto con la naturaleza se suma al valor tradicional hawaiano del aloha ʻaina, el amor y el respeto por la tierra.