Cuando Los Beatles dejan de hacer giras, la trama de su música se despliega como una flor que descubrió el sol y se entrega a la más gozosa experimentación. Con tiempo en el estudio, pueden jugar con la nueva tecnología y convertirse en un acelerador de partículas musicales. No hay mayor salto cuántico en tiempo de rock que los años que van de 1967 a 1970. Toda la música que hoy se escucha está, en mayor o menor medida, influenciada por lo que Los Beatles hicieron en un estudio de grabación durante aquellos años.
Los Beatles - En el final (1967-1970) es la segunda parte del fantástico estudio realizado por Fernando Blanco y Sergio Marchi sobre la historia de la música de Los Beatles con lujo de detalles y sin ahorrar explicaciones. Y lo primero que queda claro es que es imposible contar esa historia sin narrar la otra: la que sucede entre las personas. Sin el vértigo de las giras, emergen las subjetividades y colisionan entre sí.
La muerte de su mánager, el despertar religioso, la aparición de Yoko Ono, el efecto de las drogas, el desastroso curso de los negocios, la llegada de Linda Eastman, los primeros fracasos, los desencuentros… Demasiado para una sola banda en tan poco tiempo. ¿Qué les pasó? ¿Por qué se separaron? ¿Qué es lo que los llevó a matar a la gallina de los huevos de oro?
Hay muchas respuestas para todos esos interrogantes, pero ninguna se acerca tanto a la verdad como aquella que está a simple vista, o a simple oída. Al desentrañar los secretos de su música, Blanco y Marchi llegan al núcleo del asunto y logran explicar sin vueltas y sin penetrar en matorrales teóricos el ascenso y colapso de un universo en constante expansión. Entre Sgt. Pepper y Let It Be, Los Beatles tocaron el cielo, ardieron en el infierno y se despidieron con una enseñanza: en el final, el amor que se recibe es igual al que se dio.