Es el año de 1700. El imperio español toca fondo. Una brutal depresión económica ha provocado desórdenes sociales a ambos lados del Atlántico. El clero y las órdenes religiosas se disputan las limosnas de los miserables. La superstición y la ignorancia se enseñorean en todos los confines. El mestizaje es un fenómeno incontenible.
Y los espíritus alcanzan su punto de ebullición, cuando en la capital del aislado Reino de Guatemala se producen dos horrendos crímenes que pondrán al desnudo todas las lacras y desafueros del Antiguo Régimen en las Indias.