Úrsula se acerca y camina más despacio, pasa por el costado, casi pegada a los conos y a la cinta amarilla, se detiene y la mira: no logra sentir nada por un muerto tan invisible. Es casi
como si pasara al lado de un montón de escombros, aunque asome el zapato marrón de hombre que ahora sabe viejo y gastado. Aspira y huele: alcohol, guiso y miseria. Huele la tristeza.
Úrsula lo piensa y se decide, levanta un pie y pasa al otro lado de la valla, saca su teléfono y se toma una selfie con el zapato marrón gastado que sobresale del plástico negro. A veces tiene la sensación de que le está por suceder algo maravilloso y absurdo, algo muy loco una finta o un galanteo con la muerte (...).
Mercedes Rosende teje en Qué ganas de no verte nunca más una novela negra vertiginosa y atrapante. Como caracteriza a la autora, la psicología de los personajes es tan sugestiva como la acción que los acompaña. En este caso, la historia se desdobla en múltiples relatos ambientados en una Montevideo
oculta y poco común para los simples mortales. Intrigas, muertes, robos, corrupción, chantajes
y secretos rodean a la protagonista y dan vida a esa ciudad que se mueve en las tinieblas y en un túnel que, aunque oculto, permanece en la memoria