«La subterránea corriente de verdad y clarividencia que atraviesa este poemario de celebración de la vida frente al duelo es, sencillamente, magistral. Hacía tiempo que la poesía de David Refoyo era necesaria. Ahora, imprescindible» (Agustín Fernández Mallo).
Se llamaba Jero. Tenía veinte años. Murió en accidente de tráfico un día de verano. Estos poemas abordan su historia, o más bien la de quienes permanecieron tras su pérdida, en la voz —en los poemas— de uno de sus amigos más cercanos. Y sin embargo Redención no se entiende como libro de duelo, como despedida o como planto, sino que apuesta por todo lo contrario: contar la vida. Contar la vida en toda su amplitud, en los detalles cotidianos sobre los que se sustenta el recuerdo, y contar la vida desde la responsabilidad de que el lenguaje crea y recrea: que fija la memoria, y la consuela.
Redención habla sobre lo que ocurrió y lo que no llegó a ocurrir. Plantea hipótesis, escenarios alternativos para ese día y para los que siguieron. La vida es lo que importa a David Refoyo, que indaga poemario tras poemario en los mecanismos que construyen el presente: la disección de la identidad global desde el lenguaje publicitario en Odio, la tensión entre lo humano y lo tecnológico en amor.txt, la posibilidad de una genealogía propia —vital y cultural— en Donde la ebriedad. Redención aclara su lenguaje, lo baja al suelo con manchas y aspereza, responde a esas «viejas preguntas» que encantaban a Anne Carson.