Mariana Guarinoni le imprime su sello a esta novela tan cercana a su corazón y pinta con trazos inolvidables un gran fresco de la vida de las mujeres en Buenos Aires, en el pasaje del siglo XIX al XX.
Perseguir el amor, siempre, hasta el fin del mundo. Ese era el lema de Léonie Marchall, que llegó de Francia en busca del padre de su hijo. En 1875, Buenos Aires crecía y recibía con los brazos abiertos a las familias de inmigrantes, pero no trataba de la misma manera a una madre soltera. Aunque el destino quería empujarla a un burdel, su fuerza interior la ayudó a descubrir nuevos caminos para salir adelante y criar sola al pequeño Jules.
Años después ese niño -ya adulto- se enamorará de otra inmigrante, Antoinette Dupont, quien lo aceptará pero sin entregarle su corazón. Será una relación turbulenta y plagada de desencuentros.
Cuando Antoinette se cruza con el verdadero amor, ese hombre está casado. Con él tendrá a su única hija, Faustina, quien completará esta saga de mujeres que viven de manera apasionada, aman con locura y luchan por lo que quieren. Ella, su madre y su abuela tuvieron vidas fuera de lo común y muy reales. Existieron de verdad.