La primera norma de un escolta es no intimar con sus protegidos, pero el amor no entiende de normas
Hugo Molina fue relegado de su puesto como oficial en la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO).
Los antepasados de Adriana Sierra cimentaron su fortuna gracias al narcotráfico en Vilagarcía de Arousa. Su padre, alcalde de la ciudad, pasa los días tratando de probar que la corrupción no se lleva en los genes. Dicha actitud pone a su familia en peligro, por lo que la joven se ve obligada a aceptar la protección de un guardaespaldas.
Hugo no tiene problemas para reprimir sus sentimientos hacia Adriana siempre que se mantengan a una distancia prudencial, pero cuando ella le hace participar en la investigación de la muerte de su hermana, el control se le escapará de las manos.
A pesar de que la primera regla de un escolta es no intimar con sus protegidos, el amor no entiende de normas y los protagonistas de esta trepidante novela se verán consumidos por las devastadoras llamas de la pasión.