Gratton, Tessa
Cuando era niña, quería ser o maga o palentóloga o ambas a la vez.
Ahora no soy ninguna; pero la magia y los monstruos siguen siendo mis cosas favoritas.
Nací en Okinawa, Japón. Mi padre era marine, así que pasé toda mi infancia de mudanza en mudanza, viajando muchísimo. He vivido en Japón, California, Kansas e Inglaterra; y he estado en cuatro continentes. Si pudiera permitirme todas las segundas residencias que me gustaría tener, tendría una en Nueva Orleans, Estados Unidos, otra en Newcastle, Reino Unido, otra en Budapest, Hungría, y una última en Sidney, Australia.
Tras graduarme en Estudios de Género, decidí cursar un máster para especializarme; pero a mitad del camino planté a mi tutor en favor de la poesía épica anglosajona y germánica porque la sangre, la tregedia y la violencia me parecen bastante más civilizadas que las trifulcas académicas. No tendré ningún título de posgrado, ¡pero he traducido mi propia versión de Beowulf!
A pesar de haber recorrido medio mundo, decidí asentarme en Kansas con mi pareja, dos gatos y un chucho muntante llamado Grendel. ¡Kansas es el único lugar del mundo donde los ocasos son en technicolor!
Ahora no soy ninguna; pero la magia y los monstruos siguen siendo mis cosas favoritas.
Nací en Okinawa, Japón. Mi padre era marine, así que pasé toda mi infancia de mudanza en mudanza, viajando muchísimo. He vivido en Japón, California, Kansas e Inglaterra; y he estado en cuatro continentes. Si pudiera permitirme todas las segundas residencias que me gustaría tener, tendría una en Nueva Orleans, Estados Unidos, otra en Newcastle, Reino Unido, otra en Budapest, Hungría, y una última en Sidney, Australia.
Tras graduarme en Estudios de Género, decidí cursar un máster para especializarme; pero a mitad del camino planté a mi tutor en favor de la poesía épica anglosajona y germánica porque la sangre, la tregedia y la violencia me parecen bastante más civilizadas que las trifulcas académicas. No tendré ningún título de posgrado, ¡pero he traducido mi propia versión de Beowulf!
A pesar de haber recorrido medio mundo, decidí asentarme en Kansas con mi pareja, dos gatos y un chucho muntante llamado Grendel. ¡Kansas es el único lugar del mundo donde los ocasos son en technicolor!