«No fue culpa mía que tardaras tanto en caer en la tentación. Te hubiese invitado a mi cama desde el primer momento, pero odiabas a las rubias, cariño».
Cuando Phoebe se quedó sin dinero en la cuenta corriente y sin coche, ni casa, ni novio, ni amigas... decidió que era hora de darle una vuelta a su vida y probar algo que la apasionara de verdad. Porque una chica como ella, criada en uno de los barrios más elitista de Los Ángeles, no va a vivir eternamente abrazada a la moda, a las fiestas y a todo ese postureo que se respira en redes sociales. Pero está claro que el destino se está vengando de ella y la coloca en el camino del hombre más irritable del planeta: un repostero con malas pulgas con cierta animadversión hacia las rubias.
Si le preguntaran a Ryan, la víctima de su mala suerte afirmaría con rotundidad que a quien están castigando es a él. Esa es la única explicación que se le ocurre una vez ve arder sus sueños... literalmente.
Si dos personas tan distintas colisionan, solo queda pensar que se repelerán hasta el fin de sus días y que no hay una sola posibilidad de atraerse ni un poquito. En Santa Mónica, sin embargo, desatarán una tormenta capaz de arrasar con todo y demostrarán que incluso en brazos de tu enemigo hay posibilidades de encontrar el amor.