Unas cartas antiguas, cincuenta años de mentiras en una pequeña aldea, un asesinato que jamás se resolvió y una historia de amor y venganza que perdura a pesar de los años.
Hay secretos que es mejor no desenterrar porque, en ocasiones, hurgar en el pasado puede destruir el futuro.
Para Lucas solo importan dos cosas: su trabajo en Madrid y su hermana María. Cuando una desgracia lo obliga a tomarse un descanso, deciden trasladarse al pueblo donde vivió su abuelo, Molinaseca, un lugar que no conocen pues, por razones que no saben ,nunca han tenido una relación con esa rama de la familia ni con la gente de allí. El único deseo del atractivo abogado es encontrar la paz que necesita para recuperarse del golpe que ha supuesto la muerte de su mejor amigo para regresar a su antigua vida de nuevo.
Patrica se marchó de Molinaseca años atrás, en cuanto acabó los estudios, y se instaló en Londres donde comenzó desde cero dejando atrás familia y amigos. Años después, sin embargo, un accidente la obliga a regresar para regentar Bécquer, la librería de su padre. Y allí, enterradas entre los libros, encuentra unas cartas de amor entre su abuela y un desconocido, una historia que desconoce y que la atrapa tanto que quiere saber más sobre ellos y lo que ocurrió.
Cuando Patricia y Lucas se conocen nace entre ellos una atracción que los supera, que hace que nada más parezca importar. Pero conforme la investigación de la joven avanza, los acontecimientos parecen separarla cada vez más de Lucas, a pesar de que se está enamorando de él irremediablemente.