Un amor presente. Un amor solitario que hace aflorar la culpa y un deseo arrollador por estar juntos... hasta la eternidad.
Corría 1812 y el teniente coronel José de San Martín arribaba a su tierra en la fragata inglesa George Canning junto a un grupo de jóvenes bulliciosos cargados de ideales de emancipación.
Cuando María, la jovencita de enormes ojos oscuros, lo descubre y su corazón se detiene...
Para el avezado militar, esquivo a los sentimientos profundos, fue encontrarse con que la mujer que lo miró era «para toda la vida». La tersura de su piel y esa candidez hicieron despertar en un hombre de altos contrastes, necesidades nuevas.
Se buscaron aun sin saberlo, y la historia los retrató sin mencionar que de un sentimiento así no se vuelve sin una huella en el alma; de esas que ni la traición puede borrar.