«-Perdóneme -dijo-. Me he equivocado de puerta.
-Ojalá -dijo ella-, pero la muerte no se equivoca.»
María dos Prazeres presagió su propia muerte, preparó su funeral, compró una tumba en Montjuic y se resignó a esperar en su pequeño piso de Gracia.
Barcelona es el escenario sobre el que Gabriel García Márquez, ganador del Premio Nobel de Literatura, sitúa este cuento donde la muerte se presenta como un último proyecto.