¿Qué hacer cuando dejas entrar a la tentación en tu casa, pero no puedes meterla en tu cama? El conde de Bensters va a conocer a la horma de su zapato: una mujer tan independiente y cabezota como él que, para su fortuna, también es igual de apasionada...
Lord Richard Cramewll, conde de Bensters, tiene todo lo que todo hombre podría desear: una familia muy unida, una fortuna y título que heredar y un patrimonio que gestionar que lo mantiene entretenido y alejado de los vicios de Londres, la ciudad en la que reside. Incluso la apariencia le es favorable, siendo considerado uno de los caballeros más atractivos de la alta sociedad. Pero su hermana Edith tiene que marcharse a India y se encuentra de repente al cuidado de dos sobrinos revoltosos y una sobrina demasiado inteligente para su propio bien, así que, de la noche a la mañana sus necesidades han cambiado: lo que Richard requiere es una niñera, y una inteligente que pueda controlar a la horda de criaturas de su hermana Edith.
La vida puso a lady Penelope en una difícil disyuntiva al quedar huérfana con diecisiete años: casarse con un viejo comerciante o irse a vivir con sus tíos, quienes siempre odiaron a su madre y la tratarían mal. Pero el carácter decidido de Penny no admitía dramas, así que desapareció de Yorkshire y viajó a Londres, donde conoció al dueño de un diario y le propuso lo impensable: escribir artículos para mujeres en su periódico. Con unas credenciales falsificadas por su nuevo jefe comenzó su nueva vida como dama de compañía de algunas de las damas más cotillas de la ciudad, quienes llenaban sus oídos de historias, hasta lograr un puesto como institutriz de los sobrinos del soltero de oro de la alta sociedad.
Y en ese punto, la vida que ambos creían tener resuelta comienza a complicarse. Para él, Penélope es demasiado: demasiado guapa, demasiado inteligente, demasiado mandona y demasiado todo. Para ella, Richard es muy poco: muy poco divertido, muy poco flexible, muy poco caballeroso y muy poco todo, en especial cuando están a solas.