Al mismo tiempo que los europeos luchaban entre sí denodadamente y realizaban las mejores obras artísticas de su historia, se lanzaban al mar dispuestos a desarrollar su economía de forma industrial y marítima, descubriendo los confines del Atlántico, del Índico y del Pacífico para establecer allí su poder económico y militar. El resultado, como no podía ser otro, fue el gran desarrollo comercial de sus países al mismo tiempo que un continuo enfrentamiento bélico por predominar en aquellas zonas unos contra otros. Estos resultados negativos se vieron compensados históricamente por la posibilidad de extender su arte y su cultura a los cinco continentes.