Relatos sobre la vida de pueblos originarios en el monte formoseño.
Entre 1986 y 1992 Gabriel Levinas dejó atrás su trabajo como periodista y decidió vivir en el monte formoseño. Eligió la zona de El Quebracho, donde fue albañil, quintero, enfermero, cazador, granjero, almacenero, carpintero... lo que hiciera falta.
Al calor del monte narra las historias de sus habitantes, con el objetivo de rescatar la cultura y los saberes que se van diluyendo con el tiempo. Relatos sobre la forma de comunicarse de aquellas personas, con conversaciones pausadas y respetuosas, siempre más dispuestas a escuchar que a hablar. Cuentos breves sobre criollos y un pueblo originario, que en ese momento convivían en armonía y en paz.
«El monte ya no es el monte, y lo que queda de él está siendo arrasado y reemplazado por la ganadería intensiva. La soja corrió la cría de ganado hacia las zonas más marginales. Pensé que si no contaba estas historias se perdería un registro que no trata de números y cifras, sino de modos de pensar, de vivir, de las costumbres y del habla de esas personas.»